LA PIEDRA DEL SOL, conocida también como Calen­dario Azteca o Jícara de Águilas, es un monolito de pie­dra basáltica de 3.54 m de diámetro y más de 24 t de peso, y fue descubierto en el costado suroriente de lo que hoy conocemos como el Zócalo del Distrito Federal un 17 de diciembre de 1790. Actualmente, esta pieza se puede admirar en la sala Mexica del Museo Nacio­nal de Antropología e Historia de la Ciudad de México.

Aunque todos sabemos de él, pocos conocemos realmente el significado, origen y simbología de uno de los iconos más representativos del pueblo mexicano: la Piedra del Sol. El ejemplo más concreto lo podemos palpar en las mo­nedas que desde 1993 circulan de mano en mano y que rescatan parte de los anillos que visten a este enorme mo­nolito de piedra basáltica (la serie de uso corriente antes' de esa fecha rendía homenaje a héroes patrios o monu­mentos). Según Rafael Tena, maestro e investigador de tiempo completo en el área de etnohistoria del Instituto Nacional de Antropología e Historia, es un error lIamarlo "calendario azteca" ya que carece de toda la numerología necesaria para un conteo general, y ni siquiera es azteca -se cree que es mexica-. La explicación del nombre se debe a que Antonio de León y Gama hizo la descripción de esta piedra en 1792, dándole su nombre actual porque la pie­dra registraba los movimientos de los astros observados y medidos por las culturas prehispánicas. Además, el maestro Tena opina que su importancia radica en el enorme valor estético y cultural que encierra, llegando inclusive a ser parte del diseño que la casa de moneda decidió acuñar en 1993 para los nuevos pesos. A continuación, una revisión de los símbolos que aparecen en nuestras monedas y su re­lación con la sorprendente Piedra del Sol.